Lorién y la Tablilla Mágica
Lorién era un gran fanático de las aventuras, le apasionaba descubrir nuevos lugares y encontrar nuevos escondrijos por aquí y por allá. Pero un día encontró algo realmente increíble, encontró un extraño artefacto alienígena, una tablilla espacio-temporal que le permitía viajar en el espacio y en el tiempo. Pero no pudo disfrutar durante mucho tiempo de ella...
En la propia tablilla se describía, grabado en la piedra, cómo debía utilizarse según se quisiera viajar en el tiempo o en el espacio.
Tenía la tablilla mágica una pega, se podía elegir viajar a un momento concreto en el tiempo, apareciendo en cualquier lugar del mundo o a un lugar concreto, apareciendo hasta varios años antes o después.
Pues bien, la primera vez, Lorién viajó un año hacia el futuro y apareció en una localidad cercana, dado que no era mucho tiempo. Es entonces cuando se dió cuenta de que ¡la tablilla funcionaba! Fue caminando hasta casa, fue observándolo todo por el camino, advirtiendo que realmente había viajado un año en el futuro, aunque apenas habían cambiado cosas, cuando se hallaba próximo a su casa se paró, reflexionó y entonces se dió cuenta de que si viajaba al pasado de nuevo, no le había servido de nada caminar hasta allí, pero de todas maneras retrocedió un año hacia el pasado para poder acercarse a casa sin temor. Esta vez apareció en medio del monte, lo cual no le hizó ni pizca de gracia, ya que el camino era complicado campo a través. Intentó atravesar el monte pero en seguida se dió por vencido, y decidió utilizar la tablilla para llegar a casa sin pensar mucho en el desplazamiento temporal.
Utilizó la tabla con tal fin, apareció en la calle justo cuando pasaba un coche, que casi lo atropella, y entró a casa corriendo, se tocó ansiosamente los bolsillos, pero..., ¡no llevaba la tablilla!, se asomó nuevamente a la calle, donde no había nada..., había viajado hacia el pasado, y la tablilla mágica ¡todavía no había sido encontrada!
En la propia tablilla se describía, grabado en la piedra, cómo debía utilizarse según se quisiera viajar en el tiempo o en el espacio.
Tenía la tablilla mágica una pega, se podía elegir viajar a un momento concreto en el tiempo, apareciendo en cualquier lugar del mundo o a un lugar concreto, apareciendo hasta varios años antes o después.
Pues bien, la primera vez, Lorién viajó un año hacia el futuro y apareció en una localidad cercana, dado que no era mucho tiempo. Es entonces cuando se dió cuenta de que ¡la tablilla funcionaba! Fue caminando hasta casa, fue observándolo todo por el camino, advirtiendo que realmente había viajado un año en el futuro, aunque apenas habían cambiado cosas, cuando se hallaba próximo a su casa se paró, reflexionó y entonces se dió cuenta de que si viajaba al pasado de nuevo, no le había servido de nada caminar hasta allí, pero de todas maneras retrocedió un año hacia el pasado para poder acercarse a casa sin temor. Esta vez apareció en medio del monte, lo cual no le hizó ni pizca de gracia, ya que el camino era complicado campo a través. Intentó atravesar el monte pero en seguida se dió por vencido, y decidió utilizar la tablilla para llegar a casa sin pensar mucho en el desplazamiento temporal.
Utilizó la tabla con tal fin, apareció en la calle justo cuando pasaba un coche, que casi lo atropella, y entró a casa corriendo, se tocó ansiosamente los bolsillos, pero..., ¡no llevaba la tablilla!, se asomó nuevamente a la calle, donde no había nada..., había viajado hacia el pasado, y la tablilla mágica ¡todavía no había sido encontrada!